El masculino genérico a debate por sexismo

El masculino genérico a debate por sexismo

En los últimos años, se ha abierto el debate sobre la discriminación que la lengua española y el uso abusivo del masculino genérico ejerce sobre la mujer, invisibilizándola en muchos terrenos.

Están los que creen que el uso del masculino genérico refuerza las estructuras patriarcales que oprimen a la mujer, mientras que otros invitan a no confundir género con sexo. 

Pero, realmente, ¿nuestra lengua invisibiliza a la mujer? A lo largo de este artículo te contamos qué es el masculino genérico, por qué se ha llevado a debate por sexismo y cuáles son las alternativas que se proponen. 

¿Qué es el masculino genérico?

¿Cuál es el origen del masculino genérico?

El origen del masculino genérico es el latín, y es el resultado de la evolución lingüística de dicho idioma. Más en concreto, de la evolución fonética de las formas neutras del latín -um, -us, que derivan en “o”, que siempre han tendido a simplificar la lengua. 

El uso del masculino genérico fue normalizado y aceptado tanto por la sociedad como por las instituciones oficiales de la lengua. Esto fue así hasta hace unos años, cuando un amplio sector de la sociedad hispanohablante reivindicó la necesidad de revisar la lengua española con el fin de que ningún grupo de hablantes se sintiese discriminado por su propia lengua. 

Postura oficial de la RAE sobre el masculino genérico

La postura de la RAE respecto al uso del masculino genérico es clara: en español el masculino es el género no marcado, rechazando cualquier construcción lingüística que no sea el masculino genérico. 

El principal argumento que ofrece la RAE para defender su postura es la economía del lenguaje, que se define como la tendencia natural a minimizar el esfuerzo del hablante, simplificando o acortando la forma de transmitir una información. 

Según la Fundéu (Fundación del Español Urgente), la última gramática académica ofrece principalmente dos motivos en defensa de este masculino genérico:

  • La economía lingüística: se considera que las alternativas, como desdoblar cada apelación en dos géneros, son un circunloquio innecesario la mayor parte de las veces. 
  • La concordancia gramatical: ante soluciones como el desdoblamiento sistemático, pasaría a ser mucho más complicada.

En definitiva, la gramática explica que “los sustantivos masculinos no solo se emplean para referirse a los individuos de ese sexo, sino también, en los contextos apropiados, para designar la clase que corresponde a todos los individuos de la especie sin distinción de sexos”.

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¿Por qué el masculino genérico genera debate por sexismo?

Según la RAE, “los alumnos”, en masculino, “es la única forma correcta de referirse a un grupo mixto, aunque el número de alumnas sea superior al de alumnos varones”. Es aquí donde se genera el debate, y los que están en contra del uso normalizado del masculino genérico plantean: ¿por qué si en una clase solo hay un varón entre 30 alumnas nos tenemos que seguir dirigiendo a ellas como “alumnos”?

La realidad es que los cambios en gramática son lentos, difíciles y no se pueden controlar.  A pesar de ello, es un hecho que el contexto social ha cambiado mucho en los últimos años, por lo que este tipo de organizaciones debe ser testigo de ello y hacer los cambios oportunos que se requieran en el lenguaje. 

Siguiendo en esta línea, los datos apuntan a que cada vez hay más mujeres y representantes de colectivos LGTBI+ presentes en la esfera pública, lo que deja de manifiesto que la sociedad ha cambiado, y que los hablantes buscan nuevas formas de reflejar estos cambios sin llevar a cabo una discriminación de ningún tipo. Y es que, tal vez, este debate no dependa tanto de los agentes que lo protagonizan, sino de la adaptación del lenguaje a las nuevas realidades sociales y comunicativas.

Para que las propuestas generadas a partir de este debate por sexismo y exclusión sean una realidad, se deberá producir un consenso tácito en la mente de los hablantes. Cuando estos usos se generalicen con naturalidad y la sociedad como conjunto entienda que el femenino es más adecuado que el masculino en algunas situaciones (o incluso la introducción de un pronombre neutro que ahora no existe), nos encontraremos ante un fenómeno mayoritario, lo que puede hacer cambiar la postura de la gramática académica, admitiendo que el masculino no es la única forma correcta de referirse a un grupo heterogéneo. 

En definitiva, la generación de este debate era inevitable, así como la propuesta de diferentes alternativas al uso del masculino genérico. Lo que debemos saber es que el lenguaje no va a cambiar la realidad, sino que es la realidad la que puede conseguir cambiar el lenguaje. 

Las alternativas al masculino genérico: el lenguaje inclusivo

Frente a los diferentes puntos de vista planteados y el debate por sexismo y exclusión generado, son muchas las instituciones que han elaborado en los últimos años manuales de lenguaje inclusivo. El objetivo que persigue la creación de este tipo de manuales es erradicar la discriminación que sufren determinados colectivos a través de la transformación de ciertas pautas de comunicación de modo que se conviertan en incluyentes. 

La principal alternativa que se presenta al uso del masculino genérico es el denominado lenguaje inclusivo. Para algunos, este tipo de propuestas ayudan a derribar las fronteras que plantea el idioma, mientras que, para otros, es una reivindicación estéril que aleja el foco de problemas más importantes para la sociedad. 

Es cierto que la utilización de estas guías de lenguaje inclusivo ha chocado con la recepción negativa de la Real Academia de la Lengua Española y de los profesionales de la lengua. A pesar de ello, las guías de lenguaje inclusivo han seguido ofreciendo recursos para sustituir el masculino genérico, entre los que destacan el uso de: 

  • Sustantivos abstractos, epicenos y colectivos
  • Paráfrasis
  • Relativos
  • Reformulaciones
  • Omisión del sujeto y del sustantivo en algunas construcciones

El femenino genérico

La creación de femeninos también ha generado oposición a lo largo de la historia, como pasó con muchos sustantivos que carecían de formación femenina. 

A día de hoy, el uso del femenino genérico se ha hecho más presente en aquellos contextos y/o ámbitos en los que la mujer se ha ido incorporando paulatinamente. Como consecuencia, muchas personas lo utilizan en los contextos que lo requieren, es decir, cuando la mayoría o la totalidad de las presentes sean mujeres. 

El desdoblamiento

Se denomina “desdoblamiento léxico” a la mención expresa de los dos géneros. Es decir, no solo decir “los alumnos” para referirse a “los alumnos y las alumnas”, sino mencionar a ambos géneros. 

El desdoblamiento se trata de una tendencia reciente, y suele emplearse en textos periodísticos, escolares, de medios oficiales o en lenguaje administrativo. 

La doble mención es general en los vocativos, en los que se interpreta como una marca de cortesía. En el resto de casos, se recomienda hacer un uso razonable de esta alternancia, es decir, cuando el contexto no deje suficientemente claro que el masculino plural comprende a ambos sexos. 

La x, la @ y la -e

El uso de la @, la x y la -e en el lenguaje han llegado a ser admitidas en determinados contextos como una manifestación verbal creativa y provocadora. 

Algunas agrupaciones como el colectivo LGTBI+, emplean estas opciones para referirse a aquellas personas que no se sienten identificadas como hombres o mujeres, ya que precisamente sirven para no marcar ningún género de forma expresa. 

El lenguaje: una herramienta para combatir la desigualdad

En Aire Traducciones creemos que las alternativas presentadas anteriormente, así como el debate generado en la sociedad son los detonantes que han conseguido impulsar un cambio gramatical en la lengua española

La lengua es uno de nuestros bienes más preciados, y debemos tratar de conservarla y cuidarla siempre. Sin embargo, son muchos los cambios sociales que hacen que sean necesarias ciertas reformas en la gramática. Nuestro idioma se alimenta de sus hablantes, que lo transforman y actualizan a los tiempos. Por ello, no es de extrañar que, en unos años, si este movimiento adquiere la fuerza suficiente y cala en todos los ámbitos sociales, la Academia acabe adaptándose y aprobando nuevas normas de género en la lengua.

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