Ser un buen intérprete no solo consiste en ser bilingüe o tener un buen conocimiento de la lengua. Si estás pensando en contratar un servicio de interpretación, te enseñamos algunas de las características que debe tener el intérprete perfecto.
Si tú o tu empresa estáis pensando en contratar un servicio de interpretación, lo primero que debes saber son las cualidades del intérprete perfecto.
Agencias de traducción e interpretación existen muchas. Sin embargo, lo más importante es que la que escojas disponga de los mejores profesionales, porque un mal servicio de interpretación puede arruinar una negociación, una reunión o incluso una venta que ya parecía ganada.
Aunque tendemos a creerlo, ser intérprete no es lo mismo que ser traductor. Un profesional puede ejercer ambos roles, pero a la hora de desarrollarlos, las cualidades a destacar serán diferentes. Desde Aire Traducciones, te damos algunas claves que debes tener en cuenta para elegir al mejor profesional.
1. Conocimientos idiomáticos
Es la primera y más clara cualidad que debe tener un buen intérprete. Aunque parezca obvio, un intérprete debe tener profundos conocimientos de la lengua que interpreta. Pero su trabajo no se queda ahí. Para poder realizar un correcto trabajo de interpretación no basta con saberse al dedillo la gramática, sintáctica o el vocabulario de la lengua. Deben tener también conocimientos prácticos y dominar los cambios de registro, porque los idiomas tienen gran riqueza, son algo vivo que cambian día a día y existen multitud de expresiones, dobles sentidos, referentes culturales… que un intérprete debe conocer.
2. Buenos reflejos y gran capacidad de análisis
Muchas veces el intérprete debe tomar decisiones de traducción con poco margen de tiempo, mientras está trabajando in situ en medio de una sesión. Por eso, debe tener una gran capacidad de análisis para que ningún detalle importante se pierda, siendo capaz de actuar con precisión, efectividad y rapidez.
3. Capacidad de síntesis
El intérprete puede recibir mucha información en un corto periodo de tiempo. Por eso, es su función ser capaz de extraer los conceptos generales del discurso y trasladarlos de una forma clara al interlocutor.
4. Memoria de elefante
Un intérprete que no es capaz de memorizar las palabras que se han dicho, no es un buen intérprete. El intérprete debe tener memoria a corto plazo, para recordar la frase que acaba de decirse y poder interpretarla; pero también memoria a largo plazo, de modo que pueda recordar el vocabulario técnico o específico que previamente ha preparado y que necesitará durante la interpretación.
5. Concentración
¿Os imagináis a un intérprete que se despiste con facilidad? Cuando se realiza una sesión de interpretación todo sucede “aquí y ahora”. Un buen profesional debe tener puestos los cinco sentidos en su trabajo. El intérprete escucha, entiende, analiza, sintetiza, habla e incluso toma nota, todo esto de manera simultánea, por lo que cualquier distracción podría hacer que se equivoque. Hay que poner toda la atención en lo que se hace y por eso es habitual habilitar para ellos sus propios espacios insonorizados, para que puedan trabajar cómodamente y con la máxima concentración.
6. Imparcialidad
Una cualidad clave, quizá de las más importantes a la hora de realizar un buen servicio de interpretación, es la imparcialidad. Todos tenemos nuestras propias ideas y sin darnos cuenta muchas veces tomamos partido. Un intérprete NUNCA debe hacerlo, su función es trasladar el discurso sin ambigüedades, sin dobles intenciones. Siendo 100% honesto y poniendo especial cuidado en la elección de sus palabras para que el discurso sea fiel en el idioma de destino.
7. Capacidad de trabajar bajo presión
Un intérprete debe tomar muchas decisiones y las debe tomar rápido, no puede permitirse ser vencido por los nervios ya que conseguir una comunicación efectiva depende de su buen hacer.
8. Buena imagen y buena voz
¿Imagináis lo absurdo que sería un intérprete que no vocalice correctamente al hablar? Es fundamental tener una buena dicción, del mismo modo que también es deseable tener un tono de voz agradable, ni demasiado grave, ni demasiado agudo. En cuanto a la imagen, un intérprete debe saber pasar inadvertido, adaptarse a la vestimenta protocolaria según la situación y mantener las formas para no llamar la atención.
9. Aptitudes para hablar en público
El intérprete debe ser un experimentado orador sobradamente acostumbrado a exponerse ante el público. Los nervios o el miedo escénico no tienen cabida en su trabajo.
10. Capacidad para improvisar
En una sesión de interpretación suele ser habitual que el discurso, por mucho que nos hayamos preparado, no salga como estaba previsto. La comunicación verbal es impredecible, puede dar giros, cambios de tiempo, oradores que hablan a la vez… el buen intérprete debe estar preparado para improvisar correctamente en este tipo de situaciones.
Esperamos que con estos consejos elegir al intérprete correcto sea más sencillo. Si tienes cualquier duda, consulta nuestros servicios de interpretación o contacta directamente con Aire Traducciones.